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Gustave Edmund von Grunebaum (nació el 09/01/1909 en Viena, Austria, y falleció el 27/02/1972 en Los Ángeles, Estados Unidos.) fue un historiador y arabista austriaco
Gustave Edmund von Grunebaum (nació el 09/01/1909 en Viena, Austria, y falleció el 27/02/1972 en Los Ángeles, Estados Unidos.) fue un historiador y arabista austriaco. A Gustave se le concedió un doctorado en estudios orientales de la Universidad de Viena en 1931. Salió de Viena a la llegada de los Nazis en 1938, fue profesor en el Instituto de Asia en la ciudad de Nueva York, entre 1938 y 1943, en la Universidad de Chicago desde 1943 hasta 1957 y llegó a UCLA en 1957, como director del Centro de Oriente Próximo recién formado y como profesor de historia. Aquí él construyó un centro que se ubicó entre los mejores del mundo y que más tarde llevó su nombre. Patrocinó muchas conferencias internacionales, creó la Conferencia de Georgio Levi Della Vida y la medalla con el mismo nombre otorgada en estudios islámicos semestralmente en UCLA junto con la edición de sus trabajos. Habiendo publicado su tesis de la poesía árabe en alemán en 1937, escribió El Islam Medieval (1946); Islam (1955); y varios otros libros antes de ir a UCLA. Después escribió El Islam moderno (1962); Islam clásico (1970); y otros libros. Adoptó un enfoque cultural total para la civilización islámica, dilucidó la interacción de varios elementos en la sociedad islámica y los comparó con los de varias otras sociedades. Siendo profundamente originales, sus libros trasciendan las disciplinas académicas habituales. Aunque centrado en la civilización islámica, sus escritos van muy lejos en temas tales como la literatura africana y la historia de la imaginación humana. En particular, fue un maestro del ensayo breve de concepto centralizado. Sus libros han sido traducidos ampliamente y su reputación académica es conocida en todo el mundo. Además de sus libros y artículos, editó varios libros a menudo basados en conferencias internacionales que patrocinó, incluyendo la Unidad y la Variedad en la Civilización Musulmana (1955); y El Sueño y las Sociedades Humanas (1966). Visitó muchas veces Medio Oriente, en 1936, 1947, 1948, 1952 y 1954. Entre sus numerosas posiciones internacionales, fue Presidente del Centro Americano de Investigación en Egipto, Director de la Biblioteca des Morgenlandes, y coeditor de Studia Islámica. Recibió triples honores académicos, fue miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias, miembro de la Sociedad Americana de Filosofía, profesor de investigación de la Facultad en UCLA, recibió doctorados honorarios de la Universidad de Frankfurt y Colegio de la Unión Hebrea, fue elegido por el Instituto Egipcio, en El Cairo, y fue uno de los pocos miembros no italianos de la Academia Nazionale dei Lincei.
De, El Islam Medieval:
Al-lâh quiere para vosotros la facilidad
El Islam, como reconoce Grunebaum, tiene un tipo de razonamiento equilibrado, lo que hace que aplique sus principios con misericordia y compasión. El Profeta (sal-lal-lâhu alaihi wa sal-lam) no fue enviado para hacer las cosas difíciles, sino para facilitar las cosas en la vida. La religión o la civilización está diseñada para proporcionar a las personas información que allana el camino áspero para los creyentes, para moverse con seguridad desde este mundo hacia el Más Allá. Por lo tanto, el beneficio debe ser el estándar que guía en la elección del conocimiento[1].
Cohesión popular a pesar de la división política
En virtud de poner énfasis en el hecho de que la religión es el principal vínculo de unión entre las personas, el Islam, en gran medida, logró mantener la unidad mental durante mucho tiempo, después que las personas habían sido divididas en sectas contendientes por la desintegración política. A dondequiera que un erudito musulmán iba en los territorios islámicos, era recibido con calidez[2].
La novedad del Islam
La tolerancia del Islam y su actitud de miras amplias hacia material extranjero y su capacidad de asimilarlo, probablemente puede dar la falsa impresión de que carece de novedad. Pero incluso, la originalidad del Islam parece evidente en su capacidad para adaptarse a tal inspiración extranjera para servir sus propias necesidades, recrearla en una nueva para matizarla con su carácter único y, al mismo tiempo, desechar todos los elementos inadaptables[3].
El aporte espiritual de la civilización
El mayor beneficio que la civilización islámica dio a la vida espiritual del hombre ha venido de la expresión verbal, donde la literatura trabaja dentro de ciertos límites para revelar la gran preocupación y la variedad de formas analíticas puestas a disposición del individuo por la civilización islámica. Dentro de esos límites, la literatura expresa la opinión de esta civilización sobre la humanidad en dos formas diferentes: la expresión explícita y la selección de características específicas a introducir para descubrir su contenido[4].
Elevado y delicado sentido
Es obvio que los eruditos musulmanes, además de sus observaciones agudas en estudios científicos, no eran menos excepcionales en lo que se denomina actualmente estudios literarios. Las invenciones basadas en la razón de los musulmanes en la historiografía y filología sobrepasaron, en gran medida, sus innovaciones en las ciencias, en las cuales ellos apreciaban altamente a científicos antiguos y estaban bajo su influencia. Se cree que el científico musulmán fue menos magistral de los hechos científicos y, en la presentación de diferentes cuestiones, se apegó más a las tradiciones, especialmente cuando se trataba de ciencias naturales[5].Cualquiera de ellos estaba listo para registrar los detalles más sutiles y exactos si le gustaba describir una opinión filosófica, en plena dominación de un excelente instrumento de pensamientos y términos que le ayudaba a sistematizar sus hallazgos. Dado que la investigación de estudios literarios no fue obstaculizada por la dependencia de las fuentes, como la investigación en las ciencias naturales, fue capaz de mantener su trabajo con todo el confort. Experimentó bien el instrumento de la elaboración y tuvo un elevado sentido de pensamiento de delicados matices y puntos de reflexión abstracta y meditación.[6]
En todos los campos de la experiencia humana
No hay ningún campo de la experiencia humana en el que el Islam no ha tomado parte y enriquecido el patrimonio de las tradiciones occidentales en él. Tomemos por ejemplo, alimentos, bebidas, medicamentos, armas, las armaduras con sus inscripciones; el arte de la fabricación, el comercio y la navegación, gustos y temas artísticos, sin dejar de mencionar el enorme vocabulario terminológico de astronomía y matemáticas. En suma, listar las contribuciones islámicas en todos estos campos podría tomar muchas páginas pero de ninguna manera estaría completo. La existencia del mundo islámico, por sí mismo, jugó un gran papel en la remodelación de la civilización y la historia europeas. Desde muchos puntos, las cruzadas fueron la aventura más grande y más eficaz, hecha por la humanidad en la Edad Medieval. Las narraciones islámicas, la imaginación poética, la filosofía de lo invisible y las atrevidas doctrinas sufíes han dejado su huella en los países occidentales en los siglos medievales. Sin duda, los más grandes teólogos medievales europeos y poetas deben al Islam el mayor crédito de inspiración y sustancia[7].
[1] Gustave Edmund von Grunebaum, El Islam Medieval, (traducción del título), 292.
[2]Ibíd. 408.
[3]Ibíd. 411.
[4]Ibíd. 328.
[5]No sabemos cuál deficiencia está en la forma tradicional de presentación, siempre y cuando estén de acuerdo con la introducción y, aun hasta estos días, las universidades y centros de investigación no permiten ir más allá de determinadas formas de presentación tradicionales para garantizar una investigación seria.
[6]Ibíd. 427.
[7]Ibíd. 435.
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